Monday, November 22, 2004

SIempre identifiqué tu nombre con la palabra ENRIQUECER

Enrique:
Sabes? Desde siempre identifiqué tu nombre con la palabra Enriquecer.
Eres el maestro que enriquece cada clase con su energía, su presencia, su ánimo, su precisión.

Tú te encargaste de sembrar en mí el amor por descubrir detrás de la partitura al personaje que la escribía; el mundo que lo rodeaba y todos los nuevos “cosmos” resultado de las relaciones que se establecían en la estructura de la obra. Cómo poderla variar; cómo identificar rápidamente por qué cada cosa fue escrita en tal forma o estilo y cómo podría haberla escrito más a nuestro gusto. Tus clases fueron siempre un reto. ( De esa manera me interesé en las pequeñas partes del todo que formaban nuestro Perú, ingresando a estudiar Antropología apenas pude. Todavía no termino de armar ese rompecabezas. País complejo el nuestro, pero riquísimo)
Me admiraba el desenfado con el que solías calificar, por citar sólo a uno, al “cholo Chuman”, y su precioso Álbum para la Juventud. Como maestro, sabías que de ese modo nos estabas “acercando” literalmente al compositor.

Recuerdo que nos hacías vivir cada forma musical cantándola a coro. Hubo sesiones en las que los motetes se leyeron uno tras otro. Todo dependía de la concurrencia .En otras ocasiones nos tocaba cantar la parte del clarinete, la del fagot, o cualquier otro instrumento, para “vibrar con cada armonía”; y con cada una de las “humanas desafinaciones” que surgían y que nos disgustaban tanto. En esos casos …., un vaso de leche era el remedio para todos los males. Además, maestro, nunca dejaré de ponderar tu coherencia: tomaste muy en serio la filosofía aquella de “toda repetición es una ofensa”. Jamás hiciste una clase igual a la otra.

Y…ahora que llegó el tiempo de las confidencias, debo decirte algo. Te conozco desde que tengo 4 años : la friolera de 46 primaveras. Sí; porque a pesar de que tú eres de abril y yo de agosto , puedo decir que contigo todo ha sido primavera. Pues de alumna privilegiada con tus enseñanzas, pasé a ser intérprete privilegiada de tu obra para piano: esa “Obertura para una Comedia” a dos pianos (me reservaste el primero). Tan conocida y reconocida polkita , que tiene tanto de tu picardía desde el sol sol sol sol sol sol do , inicial. Recuerdo haberla tocado muy chiquilla. Y, luego,
cuando la Católica editó la partitura, tuve el placer de redescubrirla e interpretarla nuevamente hace poco.
Después vino el “Pregón y Danza”, con sus maravillosos cambios de compás. Ese lirismo de las terceras en tiempo de vals, sincopadas apasionadamente por la izquierda, para regresar de nuevo al primer motivo: acordes como apoyaturas casi; pero no tan “apoyados”.Y otra vez al sincopado. Desarrollo que le dicen… extraordinario.

Más tarde llegó el tiempo en el que me convertiría en docente, privilegiada con tu exigencia y tu compañía. Hicimos tantos proyectos juntos! La enseñanza de música para maestros no alfabetizados, por ejemplo. Recuerdo muy bien que viajamos a Quito con las entrañables Florencia Pierret , Violeta de Gainza y María Teresa Corral, para dictar los primeros cursos de entrenamiento a distancia para docentes. Fuimos los precursores del programa “Huascarán”.???
Y hete aquí que me sucedió algo maravilloso. Fueron ustedes los primeros depositarios de mis “males de altura”. Hicieron muchos esfuerzos, con remedios caseros, para que me pusiera bien. Pero viendo que el asunto parecía tornarse en algo más que un soroche, tomaron la sabia determinación de llamar a Fernando y comunicarle que yo estaría de vuelta lo más pronto posible, y … con un encarguito precioso para él.

Sí. Había salido de Perú sin saber que estaba “esperando bebé”. Ese encargo precioso ahora tiene 24 años; y se llama Carlos Enrique. Carlos, por mi padre, y Enrique por ti, el tío que lo conoció antes que nadie, aún antes de que naciera. Este recuerdo tan personal que sólo ahora me atrevo a contar, es una pincelada de tu ser maestro, Enrique . Ese maestro que ingresa en tu vida para nunca más dejar de estar ahí. No sólo apoyando tu carrera, sino tu avance como ser humano. Siempre podré vanagloriarme de la ternura, del cariño, de la compañía que me has dispensado con largueza, en principio a mí y luego a Fernando y a mis hijos.

Todas tus obras, las que han sido premiadas y las que aún no se percatan que deben premiar las admiro: tu obra sinfónica, coral, pianística, para cello, para voz,, obras todas importantísimas y de repertorio usual en las orquestas del mundo entero .
Pero, permíteme esta licencia.... Tus “Cuatro Adivinanzas” sobre textos de Sologuren me remontan a la época más hermosa de mi vida. Años en los que mis hijos, Carlos Enrique y Pablo, chiquitos todavía, mientras corrían por toda la casa o cuando se concentraban en armar con sus bloques todo lo que la fantasía, esa que creemos sólo propia de la infancia, les sugería, iban “canteruriando” a dos voces:
“….letras, letras, letras, sin tener boca hablan, hablan
sin estudiar saben todo, todo, todo.
Tan chiquititas y cuerdas; tan chiquititas y locas, ¡locas!.(gritaban)
Pero sin ellas, pero sin ellas, pero sin ellas
Será poco lo que sepas, será poco lo que aprendas”

Gracias, Enrique. Ese ha sido el regalo más grande que has podido hacer a muchos padres, a nosotros especialmente; que, encontrando a nuestros hijos cantando estas inocentes joyitas, sabíamos que se acercaban de manera original y preciada al lenguaje del arte integral que siempre propusiste, aún para los más pequeños.

Ojalà puedan ser muchos más los años en los que quien quiera que llegue a Lima o escriba de fuera me pregunte:
- Y, el maestro Iturriaga, cómo está?
Yo les conteste: - “Mejor que nunca”.
- Y, cómo lo ubico?
- “Lo encuentras en el 446 – 5912; componiendo, como siempre”.

Todo el cariño de una hija agradecida,
PILAR ZÚÑIGA




http://enriqueiturriaga.blogspot.com/2004/08/siempre-identifiqu-tu-nombre-con-la.html

Sunday, November 21, 2004

ANA SAVARAÍN:Trayectoria relevante en nuestro medio


Sra. Pilar Zúñiga
Asociación de Titulados del Conservatorio Nacional de Música
Lima
De toda mi consideración y estima:
Le agradezco su comunicación pero debo decirle que cuando llegó su e-mail no estaba en Viena ... y ello ha sido el motivo de que recién pueda contestarle, por lo que pido mis disculpas.Me parece muy atinada y elocuente la idea de rendir homenaje a los músicos en su Día.....Todo reconocimiento queda chico ante el estudio, trabajo, dedicación, disciplina etc. que despliega el músico ya sea como artista-creador o en el campo de instrucción pedagógica y directriz.Enrique Iturriaga, sin duda tiene una trayectoria relevante en nuestro medio en especial su faceta creativa, como compositor, profesor y últimamente llevando adelante la Dirección del Conservatorio. Nuevamente le envío mi saludo y felicitación, ya que para el homenaje que organizó la Dirección del Conservatorio se los hice llegar, justo cuando recibía tal distinción.De su peculiar personalidad, recuerdo de él cuando hacía mis estudios en el Conservatorio, al referirse a una de sus últimas composiciones, comentaba que al terminar una obra, se la hacía escuchar a su mamá, siendo lógico que no le gustaba, esto era para él sinónimo de que estaba bien, es decir en la onda del modernismo ó gusto de su generación.Me es muy grato enviarle a Ud y por su intermedio a todos los colegas músicos en día tan especial mi saludo, felicitación y reconocimiento por la meritoria labor del Músico en nuestro país.Cordialmente la saluda,ANA SAVARÍN B. DE GRAF

ASG.


http://enriqueiturriaga.blogspot.com/2004/11/ana-savarantrayectoria-relevante-en.html

Saturday, November 20, 2004

Posee el poco frecuente don de respetar el trabajo del alumno



Recuerdo una vez, contando yo con no más de diez años, que un señor fue a la casa llevando un disco long-play cuya música me cautivó de inmediato, no sé si por la manera en que se enlazaban los aires de danza por un lado o por las emociones que me brotaban al escuchar el himno nacional combinado magistralmente con el final de la sinfonía. Sí, era el mismo autor de una obra para coro cuya grabación en discos guardaba celosamente mi padre. El mismo que estaba en las fotos de mi bautismo en la iglesita de “Los Huérfanos” en épocas de las que sólo se recuerdan las sensaciones, tomándome entre sus brazos, aparentemente serio o también risueño, atento a mis travesuras o mi llanto.

Cuando años después lo busqué para pedirle consejo sobre si debía o no estudiar música, qué y cómo, me dirijo a él, como tantas veces antes - “Hola, padrino” –
-“No me llames así. Llámame Enrique”- fue su respuesta. Y desde entonces es Enrique. No lo llamo “señor” ni “padrino” ni “profe”, aunque es todo eso y más para mí. Y esa confianza me ha permitido acercarme a la música también con confianza, con respeto a las grandes obras y los grandes artistas, pero sin vergüenza, menosprecio ni sumisión.

Enrique ha sido siempre un gran apoyo y un gran estímulo en mi carrera musical. Como maestro, posee el poco frecuente don de respetar el trabajo del alumno y a la vez introducirse en la mente de cada quien para reacomodar las ideas sin destruir la personalidad individual, siempre alabando el buen “olfato” musical. Siempre leyendo cosas nuevas, descubriendo nuevas ideas en los mismos textos releídos, gozando con las simplezas y los detalles.

Si algo he llegado a ser en música se lo debo en gran parte a Enrique, que de manera directa o a través de mi propio padre (alumno, amigo y compadre de Enrique) me ha sabido aconsejar en un arte tan misterioso como el de la composición, complementando cada clase con un sinnúmero de anécdotas tan sabrosas que hacían de cada visita a su casa un verdadero placer mental.

Todos los sábados por la tarde, en la casita diseñada por Pepito García-Bryce, quien curiosamente también fue mi profesor en la universidad, pasábamos horas que parecían instantes porque la charla era amena y la información muy rica. Y en esas horas que pasábamos “en clase” también tocábamos y escuchábamos música, leíamos poesía, tomábamos café o íbamos a comprar el pan. Porque todo eso es hacer música también. Es llevar la música dentro siempre y a todas partes, como debe ser.

Quiero en esta ocasión agradecer públicamente a mi amigo, maestro y padrino Enrique Iturriaga por todos los años que me ha dedicado, por el respeto que nos tenemos, por guiarme en el desarrollo de mi vocación, por saber escucharme y confiar en mí. Muchas gracias, Enrique.




RAFAEL LEONARDO JUNCHAYA


http://enriqueiturriaga.blogspot.com/2004/11/posee-el-poco-frecuente-don-de.html

Friday, November 12, 2004

Eterno espíritu joven



Con mucho cariño, al Maestro Enrique Iturriaga, eterno espíritu joven, cuya presencia acompañó mis "años musicales" en el Conservatorio:
¡Felicidades por haberle sido concedidas las Palmas Magisteriales!
Es posible que esta anécdota date de 1962.

El curso: Análisis Musical; el tema a analizar la Sonata #12 (Andante con Variaciones) de Beethoven. En algún momento se hizo referencia a "leit motiv" (motivo conductor), palabra cuyo origen y significado relacioné siempre con la acepción en hebreo de "corazón"="lev"... "lev motiv"... y así lo comuniqué ... el Maestro se acercó, y, sonriente, corrigió mi desinformación...

Han pasado ya muchos años, y, mientras escribo estas líneas, pienso en usted como un hilo conductor de la vida musical del Perú que con corazón prolífico y talento, tiene ya un sitial en el cariño y respeto de cada uno de nosotros.
¡Felicidades!!

RAQUEL PRUTSCHI DE BRODSKY



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Wednesday, November 10, 2004

Es orgullo no sólo del Perú sino de toda América Latina




Nadie más merecedor de recibir las Palmas Magisteriales en el grado de AMAUTA, que él.

A su larga y brillante carrera como Compositor y Maestro, suma una personalidad extraordinaria, rebosante de facetas significativas como son su gran cultura, su musicalidad desbordante, su don de gentes, su sencillez a toda prueba, su fe en las nuevas generaciones, su optimismo y alegría frente a la vida...
Nunca con poses alambicadas de "Creador"; siempre con enorme sentido del humor y arranques de muchacho rebelde.

Todavía recuerdo la polka desenfrenada que bailamos los dos cuando preparábamos con maestros y alumnos del conservatorio el comienzo del curso que dicté en Lima en el año 2000, y no puedo evitar reírme a carcajadas.

El Maestro Enrique Iturriaga es orgullo no sólo del Perú sino de toda América Latina.
Habiendo tenido el privilegio de ser su amiga desde hace muchos años, me siento feliz de sumarme a este homenaje que se rinde a tan señera figura peruana.

La variedad y calidad de su obra nos conmueve .Su paso por la Dirección del Conservatorio dejó, a través del tiempo, profundas huellas que sin duda deben seguir los jóvenes músicos allí formados, para alcanzar la excelencia que se espera de ellos.

Maestro Iturriaga: reciba un gran abrazo y las más sinceras felicitaciones de esta música dominicana que festeja desde los Andes colombianos el reconocimiento tan justo que se le ha rendido.
Nuestros países son lentos pero seguros... ¡Más vale tarde que nunca!

Dios lo conserve muchos años en esa plenitud de vida y obra ejemplares.
Un gran abrazo de

FLORENCIA PIERRET


http://enriqueiturriaga.blogspot.com/2004/11/es-orgullo-no-slo-del-per-sino-de-toda.html

A mi maestro y amigo



A mi maestro y amigo compositor Enrique Iturriaga, dedico estos pensamientos de cuando era alumno del Conservatorio Nacional de Música, allá por los años 1962 a 1973.


Recuerdo que me decía: “ cholito, a esto también podríamos agregarle este motivo para que tenga unidad” y con mucha paciencia me explicaba algunos problemas musicales y a veces se extendía agregando frases muy educativas, como: “¿cuándo una rosa es más bella?... y explicaba. “Tira la flecha y más que apuntar físicamente, apunta con el pensamiento y la flecha caerá en el bull donde tú quieras”…, luego, conversábamos al respecto.“Primero tienes que vomitar y después vas limpiando” para las clases de composición. Cuántas humildad y qué profundas son estas enseñanzas.

Después, cuando era compañero de trabajo y terminábamos de examinar a los alumnos, decía: “bueno, acabao frijoles, limpiao boca” y con ello rompía la tensión natural de los exámenes.

También recuerdo que cuando nos reuníamos en grupo de profesores graduados, él no permitía la participación de alumnos o personas no graduadas en la conversación, tan igual como mi padre que no permitía niños en las reuniones de adultos, pero siempre se comportó respetuoso de los cargos que tenían sus compañeros de trabajo; no se extralimitó en el poder que le daba su rango, era un Señor Director.

Estos recuerdos son un homenaje a una de las personas más estimadas que participó en la formación musical que tengo y que hoy los escribo para que aquellos que no lo conocieron sepan de sus sabias enseñanzas.

Pido al Creador que lo conserve con ese espíritu sano y joven como siempre lo ha manifestado, como cuando en un discurso de cumpleaños más o menos dijo: “voy a cumplir cuatro veces veinte años” y yo agrego: “quiera Dios, cumpla más de cinco veces veinte años.”

Con cariño de
WALTER CASAS


http://enriqueiturriaga.blogspot.com/2004/11/mi-maestro-y-amigo.html

Ha llevado adelante a varias generaciones en el arte de la composición



Rendimos homenaje a Enrique Iturriaga, compositor de sensibilidad y gran maestro de armonía y contrapunto, quien con cariño y entrega total ha llevado adelante a varias generaciones en el arte de la composición. Una gran cualidad que lo personifica es la amistad que ha sabido prodigar, amistad que siempre compartimos..

El privilegio de tener tantos recuerdos de felices vivencias nos guardarán “eternamente jóvenes” ¿no es cierto, Enrique?

TERESA ORNANO DE COSTA
teresaornano@viabcp.com

http://enriqueiturriaga.blogspot.com/2004/11/ha-llevado-adelante-varias.html

Enseñar no es un oficio; es una vocación y a ella se ha abocado con alegría, con ilusión.


En la pedagogía vitalista de Ortega y Gasset el educador tiene que prestar atención prioritaria a la vida en cuanto fuerza creadora, en cuanto sustrato biológico del que proceden todos los impulsos y las energías que llevan al hombre a actuar.

Enrique Iturriaga tiene, desde siempre, esa inclinación por descubrir y rescatar en sus alumnos esas potencialidades que constituirán el caudal para la expresión. Sus clases siempre atractivas y estimulantes son un verdadero catalizador en el proceso de creación.

Esencialmente creativo, afectuoso, tolerante y sensible para captar la singularidad, perspicaz para atender a todos, incansable y siempre dispuesto para absolver a cualquier pregunta o inquietud, dotado de paciencia y, sobre todo, de buen humor, se alza como el ejemplo más auténtico de que una cultura dinámica que sea resultado de la plenitud humana tiene que centrarse en la potenciación de esa vitalidad primaria que generará nuevas formas de cultura.

Para Enrique Iturriaga, la enseñanza es una práctica de comunicación permanente . Esa vocación, a la que se ha entregado con plena alegría, con el “alma pura del niño” -que es la única manera de ser auténticos- no termina en las cuatro paredes de un aula. Enseñar no es un oficio; es una vocación y a ella se ha abocado con alegría, con ilusión. Sólo los iluminados, los que poseen un alto sentido de la vida y de la sociedad son capaces de llegar a ser maestros.

Me sumo, con total admiración y gratitud, a este merecido homenaje a nuestro maestro.

NANCY PIMENTEL


http://enriqueiturriaga.blogspot.com/2004/11/ensear-no-es-un-oficio-es-una-vocacin.html

Tuesday, November 09, 2004

ENRIQUE ITURRIAGA, INVALORABLE CONTRIBUCIÓN A NUESTRO PATRIMONIO CULTURAL.




A los 86 años, al compositor Enrique Iturriaga se le ve lleno de vida, transmitiendo el entusiasmo y la alegría de vivir que siempre lo acompañaron, tanto al abordar los complejos problemas de la creación musical como durante su fructífera labor en la enseñanza. Se le puede definir como un gran compositor y una magnífica persona.

Su indiscutible vocación hace que cada una de sus obras, independientemente del lenguaje musical en que hayan sido escritas, transmiten vitalidad, y ese sello de autenticidad que es característico de la verdadera música. También muestra rasgos muy personales, por lo cual su música es fácilmente identificable para quienes la han escuchado. Cuando pongo radio y están tocando algo suyo, me bastan tres o cuatro compases para decir :
Iturriaga.

Enrique Iturriaga nació en Lima en 1919. De 1934 a 1939 estudió piano con Lili Rosay y teoría musical con Andrés Sas, compositor belga radicado en nuestro país y esposo de la anterior, ambos muy influyentes en nuestra vida artística de ese entonces.

Posteriormente ingresó al Conservatorio Nacional de Música, donde estudió composición, esta vez con un notable compositor alemán, Rodolfo Holzmann, hasta 1950. Ese año obtuvo una beca y viajó a París, donde siguió cursos de perfeccionamiento con Mme. Plé-Caussade en el Conservatorio y con Arthur Honegger en la Ecole Normale.

A su regreso alternó la composición con la enseñanza y la dirección de coros, siendo también, durante siete años, crítico musical del diario “El Comercio”. Desde 1957 a la actualidad es profesor del Conservatorio Nacional de Música, donde ha formado a varias generaciones de compositores, incluyendo a quien escribe estas líneas, y en más de una oportunidad ha asumido su dirección. También enseñó en las Universidades Católica y San Marcos, y participó en numerosos certámenes internacionales. Además merece destacarse su labor como investigador y escritor.

Detallar la extensa obra académica del maestro Iturriaga resultaría redundante en este homenaje.
Quisiera tan sólo destacar que el maestro tiene, además, una gran producción de música para teatro, ballet y cine. Tuve la oportunidad de escuchar la música que hizo para “La cuidad y los perros” de Lombardi, de la que sólo se utilizo la pista correspondiente a la percusión. La música era tan bella y brillante, que aparentemente el director temió que le “robara cámara” copando la atención del público en perjuicio de sus imágenes.

Mi homenaje al maestro, al compositor, al investigador y al creador literario.

ADOLFO POLACK
Independencia 334 Miraflores


http://enriqueiturriaga.blogspot.com/2004/11/enrique-iturriaga-invalorable.html

Con espíritu travieso disfruta transmitiendo sabiduría






En el afán de llegar a la perfección, al que debe aspirar todo músico, nunca vi a alguien como el Maestro, que con espíritu travieso disfrutara, transmitiendo tanta sabiduría. Su generosa y verdadera percepción de respeto al ser humano, su alegría de compartir experiencias y crear entusiastas semilleros.

Como sugiere el dicho: “No des limosna a un pobre, dale cualquier instrumento y sabrá encaminarse hacia su propia superación”


Maestro Enrique Iturriaga, mil gracias por alimentar nuestro espíritu con sus geniales composiciones, lo queremos mucho.


ENA MORA DE CARRILLO
"Carlos Carrillo P."